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jueves, 17 de mayo de 2012

CARTAS DEL FORUM III - Nº 8


“Cada uno sabe ya hoy día que clasificar, contar y excluir son operaciones que proceden de una lógica que conduce a lo peor”
Agnès Aflalo, El intento de asesinato del psicoanálisis, Grama, 2011, p. 145.

RESEÑA HACIA EL FORUM DESDE VALENCIA

Por Elvira Tabernero y Graciela Reolon
Valencia

Presentación

En la sede de la ELP de Valencia, el 22 de Marzo 2012 tuvo lugar la Presentación del Documental “La infancia bajo control”, realizado por Marie-Pierre Jaury, que había sido difundido en Francia por el canal de TV ARTE en abril de 2010.
Organizado por La Biblioteca de Orientación Lacaniana de Valencia, así como EINDA y el GIPP, presentan el documental Mª Dolores Camps y Elvira Tabernero.

“Este examina, en 55 minutos, los efectos de la ciencia en el mundo de la prevención del trastorno de conducta, yuxtaponiendo tesis que abogan por la seguridad, ilustradas por el trabajo de investigadores en neurobiología y especialistas del comportamiento del niño, junto a reflexiones críticas como contrapunto de las mismas. Europa y EEUU junto a Canadá, son el epicentro de la cuestión.
En todo el mundo occidental se está colocando la preocupación por la Salud Mental del Niño como un problema de Salud Pública. Como consecuencia aparece una nueva definición del Niño reducido a una suma de datos: puro objeto de la Ciencia.
La política y la prevención “científica” se unen para conseguir el mejor de los mundos. Pero, lo que vemos es que no se trata tanto de prevenir la delincuencia como de acostumbrar a la gente a que acepte la “normalización de las conductas, por medio de la evaluación” (Elvira Tabernero). 


“El DSM (manual diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría que se toma como referencia en todo el mundo), es la guía que se utiliza para diferenciar lo que se considera enfermedad de lo que no, es la Biblia  de la psiquiatría, y su clasificación tiene consecuencias jurídicas, sociales y económicas cruciales para la vida de una persona. El que una enfermedad esté o no codificada en el DSM determina que una aseguradora pague las facturas de un paciente, que una compañía farmacéutica haga ensayos clínicos sobre ella o la percepción social de una persona que lleva tal o cual  etiqueta diagnóstica.
En este documental veremos la justificación de la detección temprana y sistemática de los niños movidos, oposicionistas en las escuelas de educación infantil, con el pretexto de contener su delincuencia futura.
           Las etiquetas diagnósticas que reciben los niños hacen que la mirada que tenemos hacia ellos explique su comportamiento desde esa perspectiva diagnóstica. Condiciona el modo de relacionarse con ese niño.
Llama la atención en esta película un predominio del discurso de los profesionales de la ciencia, frente a una ausencia de discurso del niño e incluso de los padres de esos niños.
No se puede justificar cualquier tratamiento para un niño con dificultades, bajo la premisa de que el niño sufre y hay que ayudarlo. ¿Cómo acercarse al niño que sufre? Siempre hay un tiempo y un momento para el encuentro con ese niño”. (María Dolores Camps)

INTERVENCIONES SOBRE EL DOCUMENTAL

Mara Socolovsky:
Si bien en principio, todo apunta a las farmacéuticas como las grandes beneficiadas... podríamos darle una vuelta más y pensar si no se trata de una sociedad que busca controlar o predecir la conducta de los sujetos ante la frustración... mientras a los niños los evalúan en función de su reacción frente a 'perder a las cartas o a un juego de ordenador', hoy los adultos 'pierden sus trabajos, sus casas y se desvanecen sus sueños'... Ello se engancharía con el comienzo de la película (la imagen del correccional).
Deberíamos estar atentos a ver qué tipo de instituciones 'sostienen' a la infancia... mientras anteriormente las encargadas eran la familia y la escuela, hoy nos encontramos con 'su renuncia' (los niños vienen derivados por la maestra o una madre que 'no sabe qué hacer') y son 'acogidos' por esta institución donde 'los estudian' durante una semana, y lo devuelven con 'recetas' a implementar para futuros análisis.
Debemos pensar cómo se ha biologizado un problema de orden social... Estamos buscando 'razones científicas con correlatos médicos/biológicos', categorizables en el DSMIV a la violación de una norma política como es la de la propiedad privada...

Elvira Tabernero:
La palabra del niño, en el Dominique, entra en la máquina y es la máquina la que diagnostica y hace el trabajo de interpretación.
La naranja mecánica ya hace más 30 años que nos puso en la perspectiva del tratamiento de la violencia por los métodos de extinción, conductistas. Ahora, volvemos a creer, con la prueba de la Resonancia magnética, en lo que vemos en color.
Yo creo que hay una diversidad de respuestas de los padres, donde influye el nivel cultural y la coyuntura. Aporto dos casos: uno, un niño de mi clase, con retraso mental, es tratado y medicado como hiperactivo en Pediatría y la madre me relata muy contenta que su hijo va a aprender a leer y escribir porque así se lo han dicho. Otro, una niña, de mi consulta, es llevada a la pediatra por dificultades de sueño, y la madre me muestra el cuestionario que le han dado para diagnosticar la hiperactividad. Dicha madre, me lo muestra, sugiriendo ella misma que lo va a tirar a la papelera.

Graciela Reolon:
Qué tipo de control se quiere ejercer cuando se dice: “Entre todos los niños que todavía no nacieron, ¿Cuál va a ser el más vulnerable?”
El documental comienza con dos escenas impactantes, un niño que golpea fuertemente a otro y el edificio de una cárcel donde el ingenuo de Richard Tremblay trató de traer al buen camino a jóvenes y adultos, estas imágenes nos guían sobre lo que ciertas corrientes sostienen con respecto a la violencia y la infancia.
No es raro que enfaticen que las manifestación de agresividad hasta los 3 años y muy especialmente a esa edad, hablan de futuros TC, bastaría que leyeran un poco a Freud, para comenzar a ver qué esta en juego en un niño de esa edad.
Las decisiones de qué se incluye en el DSM se determinan por votación a mano alzada, un control delicado sobre los mismos médicos.
Me pregunto cómo se puede llamar “objetivos” a métodos como un cuestionario de 113 preguntas para los padres, los mismos padres que no saben que hacer con sus hijos, u otros métodos como test manipulados de tal forma que ponen contra las cuerdas a los investigados, imágenes impactantes “Le Dominique”, jóvenes azuzados para que ganen dinero y provocados por un supuesto rival, etc.
Cuando la madre se ríe, frente a la pregunta de si a su hijo le gusta torturar animales ¿no se debería ver que significa la risa de la madre?
“Curva de delincuencia”, “desviarse del camino recto”, las conductas tomadas para determinar los TC se aproximan a los 7 pecados, lo dice muy claramente J.C. Ameisen, “antes de las neurociencias…se hablaba del gen de la violencia, de la homosexualidad, de la infidelidad, predisposición a determinada religión, cuestiones del orden moral que deben quedar en ese orden”.
Me quedo con las escasas palabras de los niños en el documental, “no puedo”, “no quiero”, “Para qué se utiliza la escala”
Da la impresión que hay un “Ideal” en el entorno escolar, los niños silenciosos, tímidos, también son un problema, tienen que dejar de serlo porque si no, “el mundo se los va a comer crudos” aduciendo a un mundo competitivo por ej.
A más amenazada y negada la existencia de Dios aparecen en las sociedades más mecanismos rígidos, más puritanismo, no olvidemos que detrás de el gobierno de turno de EEUU hay un control férreo del evangelio, si se agrega que por medio del diagnóstico precoz y la medicación se controlaría la violencia y la delincuencia, se podría modificar el camino del Mal o volvemos al Buen camino, es una idea muy fácil de vender, por otra parte están el lobby farmacéutico con su aplastante poder, intentan influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de determinados intereses, sembrando epidemias (depresión por ej.), o miedo a la epidemia (la gripe etc.).

María Dolores Camps:
El uso de cuestionarios para padres y profesores están a la orden del día en los centros educativos. Están los casos diagnosticados de hiperactividad, los que llegan de otros centros ya diagnosticados… pero, trabajando en el equipo del Centro, hay cosas que van cambiando: la PT está desestimando esos procesos, por ejemplo, se convocó a los padres de un niño para hablar de la medicación indicada, la PT no estaba de acuerdo con que las pastillas le ayudaran a centrarse, nos ocupamos de explicarle a la madre las consecuencias de la medicación. En realidad a este niño no se le encontró nada en las evaluaciones médicas para medicarlo, piden al docente el cuestionario y el diagnóstico neuropedíatrico.
P- ¿Quiénes? R: Los psicólogos externos de las asociaciones: a los padres les dan el cuestionario…

Eva Escribá:
Si algunos programas, tales como "hermano mayor" u otros de características similares, son capaces de hacernos ver (sin olvidar la impronta discursiva de los mismos) que un adolescente agresivo con quien resulta imposible la convivencia es capaz de revertir su conducta ante la intervención de un psicólogo que le va marcando nuevas pautas ¿no debiéramos pensar que esa agresividad pudiera estar apelando a una falta de límites o de autoridad desde la infancia y no a un diagnóstico de hiperactividad no realizado en su momento y el cual termina por legitimar el boom diagnóstico actual?
La cuestión, entiendo, pasa por plantearnos cuántos de estos diagnósticos, "de moda y avalados por los estudios científicos", son o pudieran ser certeros y cuántos se constituyen como respuesta, tal vez inconsciente, a la angustia de los adultos (padres, profesores, médicos...) ante la interpelación a sus propias necesidades y deseos por parte de los "supuestos hiperactivos". Tal vez deberíamos considerar esa "supuesta hiperactividad" como un síntoma del niño que anulado como tal (el síntoma) genera la creencia en el sujeto de "niño hiperactivo" ante la cual el propio niño termina por desarrollar el rol asignado en el intento de encontrar su lugar en el grupo y como respuesta de las expectativas depositadas en él por el/los otros.
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Como estrategia de análisis, nos podemos formular las dos preguntas siguientes.

PRIMERO.  ¿Qué agentes sociales tienen voz en el documental, de forma explícita o implícita? Podemos reconocer, al menos, a representantes políticos, al colectivo médico oficial, a los profesionales de la psicología y a la industria farmacéutica.

SEGUNDO.  Repárese en las escenas de la experiencia inglesa, con el plan “Duros contra la violencia”, y el caso francés, interviniendo la policía en el estudio. Ambos guardan extraordinaria semejanza con las reciente actuación policial, contra estudiantes adolescentes del Instituto  Luís Vives de Valencia y las declaraciones posteriores del Jefe de la Policía (Sr. Antonio Moreno), respaldadas por la Delegada del Gobierno (Sra. Sánchez de León).
A la vista de esto, cabe cuestionarse ¿Desde cuándo está vigente este paradigma, obsesionado con el control y la prevención de determinadas conductas desafiantes del orden social?
La respuesta es clara: desde “la noche de los tiempos”; sólo ha cambiado la tecnología.
En los últimos años (a partir del 2000, aproximadamente) puede apreciarse un aumento de tensión en lo social. Por un lado, una tendencia de profundización en la democracia. “Enseñar todo a todos”, decía el filósofo y pedagogo checo Comenio en el siglo XVII, o “Que todos sepan de todo”, decía Marx dos siglos después. El movimiento 15 M es un claro ejemplo reciente. Por otro lado estamos presenciando y sufriendo, una vil obstaculización a dicha tendencia, por parte de quienes detentan el poder, en sus diversas formas, económico, político  e incluso del saber –éste bien identificado por Foucault–. La posición extrema está ocupada, sin duda alguna, por el fascismo.
Por fortuna, aunque esta sea escasa, la postmodernidad saca  a la luz esta dicotomía y la denomina crisis. La suerte reside justamente en el cuestionamiento de ese paradigma del control social, en tanto que otorga cierta esperanza de superación.

Por Ángel García

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En primer lugar, lo más destacable de la película es la enorme cantidad de información que es capaz de recoger, ya que aporta numerosas evidencias de estudios científicos que sustentan la tesis fundamental del film. Por otro lado, y al mismo tiempo que transmite estos datos, lo narra de una forma un tanto irónica, que lejos de banalizar el problema, muestra la cruda realidad, y las repercusiones más inmediatas de este tipo de pensamiento.
Por este motivo, se puede afirmar que la película está pensada para hacer razonar al público, para concienciarlo de cómo algo tan simple y llamativo, como puede ser encontrar la forma de controlar a los posibles disidentes sociales, puede tener nefastas consecuencias y acabar en nuevas maneras de control personal y social.
Aun así, no resulta novedoso este tipo de corriente del pensamiento. Actualmente, en la facultad existen distintos profesores que de una manera más o menos directa, están de acuerdo con este tipo de control. Quizá, no con el más extremo, pero sí que comparten las ideas primigenias del objetivo que en la película se recoge. Las formas en las que se ve representada esta tendencia son varias: desde afirmar que el diagnóstico e intervención psicopedagógica tiene que comenzar a darse antes de los 3 años, hasta incentivar el tratamiento farmacológico en cuanto se detecten ciertas “anomalías”. El mayor problema de estas afirmaciones en un espacio público de un nivel académico como el de una universidad es que, la mayoría de los que están escuchando tomarán por cierto, bueno y adecuado lo que sus docentes (representación del Saber) digan.
Es importante pues, delimitar el campo de actuación de la ciencia en temas Humanos. Un comportamiento determinado en la infancia, no siempre tiene las mismas consecuencias y repercusiones en el futuro de la persona. Hay que dejar desarrollarse al sujeto, para que aprenda, para que se equivoque, para que se forme, en definitiva, para que sea persona.

Algunas de las preguntas que se pueden plantear son.
¿Qué se puede hacer desde nuestro ámbito de estudio?
¿En qué medida esta corriente de pensamiento encierra un miedo ante lo desconocido, ante todo aquello que se escapa del control, del orden pre-establecido?
¿Hay alguna explicación psicológica a esta forma de pensar?
¿De dónde viene esta línea de estudio?

Por Mª Pilar Elena

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SUBJETIVIDAD EN LA ÉPOCA
Por Miguel Ángel Vázquez

Actualmente los padres pasan por los Servicios médicos donde son sumergidos en un proceso protocolizado  de diagnóstico, a menudo medicación y dispositivos de tratamiento ya establecidos donde ellos mismos realizan parte de los programas de tratamiento de sus hijos trastornados. La idea es que cuanto antes se empiece y más intensivo sea mejor es el pronóstico.
Lo más notable de estos procesos es que hay un ‘cuerpo de conocimiento’ que es incuestionable: 1. sobre las patologías, que se sostienen en la certeza de su etiología médica y sus consecuencias deficitarias. 2. Y sobre los tratamientos que les convienen, una modificación de las conductas no deseadas y un aprendizaje de destrezas compensatorias que les permita desenvolverse de la manera más ‘normalizada’.
Los profesionales son los técnicos en el manejo de este ‘cuerpo de conocimiento’ que con sus instrumentos depurados (tests y cuestionarios) pueden diagnosticar el caso y ‘adaptar’ el tratamiento a la ‘particularidad’ que toma la patología en un niño.
Lo que podría parecer sorprendente es la correlación que existe --sobre todo en los dos principales diagnósticos en la infancia, el TDAH y el TEA-- entre la falta de evidencia científica sobre la etiología biológica de estos diagnósticos y la certeza, carente de todo rigor científico, con la que se explica a los padres su origen médico, el tratamiento único que les conviene y los centros que los imparten. Tal como a la infección le corresponde el antibiótico.
Esta correlación deja de ser tan sorprendente si se lee desde la lógica del mercado que domina nuestro tiempo. En la lógica del mercado el rigor científico no es lo prioritario; lo prioritario es el objetivo de  venta.  Lo que media entre el avance del  saber científico sobre lo real  y el resultado final de la venta, es un aparato muy especializado que parasita la metodología científica  que se dedica al tratamiento de los datos. Ello permite obtener productos y resultados que mantienen el formato de la metodología científica y siempre suelen ser concordantes con el objetivo de venta de quien financia el estudio. El rigor de la ciencia se diferencia del cientifismo.
Este ‘cuerpo de conocimiento’ se propone como universal e incuestionable; a él se someten los padres, los niños y los profesionales. Todo se hace por el bien del niño, la familia y la sociedad.
En la película “La infancia bajo control” se aprecia claramente que tanto niños como padres son valorados, filtrados  y metabolizados por este ‘cuerpo’. Nada del contexto, las vivencias  o experiencias, parece tener un lugar, sólo lo tienen las pruebas que pretenden objetivar las alteraciones en variables que se puedan operativizar. Ellos mismos no son tomados en cuenta, se echa de menos en la película algo de la complejidad de sus vidas, su historia, experiencias, contexto familiar y cultural en el que se desenvuelven, a pesar de que el ambiente no se pueda operativizar bien.
También se aprecia cuando un niño con su pregunta inocente cuestiona por qué le pasan una prueba en la que pretenden detectar posibles alteraciones conductuales. El examinador se siente desconcertado y enarbola un discurso vacío e incompresible para un niño de esa edad. Ejemplifica esa incuestionabilidad del ‘cuerpo de conocimiento’.
Una viñeta puede ilustrar el efecto de este saber supuestamente objetivo e incuestionado que se ofrece de forma indiscriminada, sin tomar en cuenta que los padres  no pueden leer esos datos en términos estadísticos generalizados. Su lectura está particularizada como la relación con su hijo. Se produce entonces, angustia y extrañeza en los padres respecto a sus hijos, sentimiento de impotencia para hacerse cargo de ellos y efectos sintomáticos en los niños, a menudo permanentes.
Recibo a los padres de un niño de tres años que es remitido por su actividad en exceso y conductas de agresión persistentes ante otros niños, les agarra de las mejillas y les muerde; no lo pueden dejar solo. Ocurre sobre todo en el entorno de familia extensa y algún episodio en el colegio. Siempre tienen que estar vigilándolo.
El parto de este de este niño fue de riesgo por Eclampsia de la madre. Tuvo un Apgar 2/8; 5 días en observación, normalidad tras las pruebas y alta. El niño estaba bien.
En un primer momento la enfermera del pediatra les dijo que con esos antecedentes tendría que haber sido remitido a estimulación precoz. En sus palabras tenemos un ejemplo de la evocación de un procedimiento protocolario ofrecido a los padres sin haber valorado su pertinencia en relación al estado real del niño. Unos meses después,  un neumólogo informa a la madre y abuela materna de que no se puede saber si hay una secuela del sufrimiento fetal hasta la edad escolar. Aquí aparece un uso de la estadística que, sin prueba alguna, introduce al niño de forma generalizada como parte de una población de estudio, sin tomar en cuenta que su estatuto como paciente concreto es otro.
Estos datos de una posible organicidad latente, despertaron gran alarma en el entorno familiar,  hipervigilancia y una cierta extrañeza en los padres respecto al hijo.  A partir de entonces, las conductas del niño no eran interpretadas en clave de contexto, del momento de desarrollo, de las particularidades del niño que se reconocen como propias o se  vinculan a su parecido con una u otra parte de la familia de origen. En esas conductas creían estar viendo los signos de la supuesta secuela orgánica que empezaba a dar la cara. En la angustia del niño que se manifestaba por una actividad excesiva y la agresividad, veían el anuncio de la violencia que encontrarían en el futuro. Los padres se sentían sin instrumentos para responder, reconducir y educar ya que la lesión era real. Así, el niño quedaba más  vinculado a ese ‘cuerpo de conocimiento’ sobre los circuitos cerebrales y era menos reconocible para los padres.
En la primera entrevista, dimos la palabra a los padres y pudieron desarrollar algo que siendo complejo no les era extraño: la experiencia traumática del parto para la madre, la relación madre-abuela, la queja del padre frente a esa dupla en relación al niño,… Eso hacía parte del caldo de cultivo en el que cristalizó la frase del médico y se instaló la alarma. En el transcurso de la entrevista, los padres se pudieron separar de la sugestión orgánica. Esta trama, en la que el deseo de los padres estaba implicado, reintrodujo al niño en un circuito –no neuronal— que tuvo efectos terapéuticos.
A los pocos días de este encuentro, el niño comenzó a responder y a comportarse de otra manera. En la segunda entrevista los padres comentaron sorprendidos  que observaban en él gestos de haberse hecho más responsable: ahora pedía ir al baño cuando lo necesitaba, se distraía con sus juegos que antes ignoraba, se interesaba por los dibujos de la TV que no le llamaban la atención, las agresiones se habían reducido considerablemente, hacía caso a las órdenes y escuchaba más. Los padres decían que ahora confiaban más en él. Se había producido una regulación que no respondía a pautas externas.
Ser reconocido por los padres, más allá de la supuesta  organicidad que pesaba como una losa en la familia, le dio un lugar más humanizado y el sujeto respondió. Lo notable es que fue el propio niño el que modificó su posición y sus respuestas sin que hubieran mediado nuevas pautas.
La complejidad del sujeto es diferente a la de la técnica.
En el momento actual, como en esta película se ilustra, existe la creencia de que se puede establecer una equivalencia entre la complejidad del ser humano  y la del cerebro. Se espera que los descubrimientos del funcionamiento de éste, resuelva los disfuncionamientos del otro.  Esta creencia que hoy por hoy dista mucho de haber sido  verificada por la ciencia, sin embargo es la que domina el panorama actual porque , como decía al comienzo, se coordina bien a la lógica del mercado y permite no dejar de vender: medicamentos, felicidad ∞ objetos, autoestima,…
La subjetividad no es contable, responde a otra lógica, la del inconsciente y supone una complejidad que es abordable a través de la palabra. Esta clínica tiene que encontrar su lugar reconocido y diferenciado en lo social en el marco de nuestra época.

Ilustraciones:

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