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miércoles, 16 de mayo de 2012

CARTAS DEL FORUM III - Nº 7

  “El consenso ocupa el lugar de lo universal, el empirismo el de la observación,
la norma estadística el de lo verdadero”.

Eric Laurent, “Clínica del pase y depresión: un caso”, en Estabilizaciones en la psicosis, Manantial, p. 95.

¿QUE OTRO PARA QUÉ NIÑO?
Por Lidia Ramírez, Barcelona

La infancia siempre ha estado bajo control y en algunas épocas, de la peor manera. En esta época del Otro que no existe, podemos preguntarnos qué niño esperamos.
La promulgación de los derechos del niño ha producido mejoras indudables en la protección a la infancia pero a la vez ha influido en un cambio muy importante respecto de la consideración del niño y de la infancia.
Así podemos pensar que el niño de hoy es el niño de los derechos y que este niño ha dejado un poco atrás al niño considerado como alguien inacabado de hacer. Esto ha hecho emerger que el riesgo para la infancia en este momento sea que el niño asistido en sus derechos nos haga olvidar al niño esperado en su incompletud.
J. Alain Miller se preguntaba en su seminario El Otro que no existe y sus comités de ética, si es necesario algún Otro además del familiar para educar a un niño. Es una pregunta que sigue siendo oportuna porque en este momento hay una consigna a nivel europeo, una "Recomendación  del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados Miembros"  para ofrecer a los padres la posibilidad de formarse en escuelas de padres en lo que se ha llamado la  "parentalidad positiva" que consiste en promover "un conjunto de conductas parentales que procuran el bienestar de los niños y su desarrollo integral desde una perspectiva de cuidado, afecto, protección, enriquecimiento y seguridad personal, de no violencia, que proporciona reconocimiento personal y pautas educativas, e incluye el establecimiento de límites para promover su completo desarrollo, el sentimiento de control de su propia vida y puedan alcanzar los mejores logros tanto en el ámbito familiar como académico, con los amigos y en el entorno social y comunitario". Es de esta forma como el significante amo del momento: la gestión, entra en el seno familiar para resolver  las relaciones entre padres e hijos con los elementos de los mercados: formación y  producción
Afortunadamente, el niño de los derechos quiere saber algo de otro sentimiento, el "sentimiento de pertenencia" y se pregunta "¿a quien pertenezco?",  porque el niño de los derechos no es exactamente el hijo o el alumno sino el menor que es como cada vez más se dice cuando se habla de los niños.
¿Quién responde al niño de los derechos?


Como adultos podemos comprometernos con el mundo al que hemos traído a los niños dando hospitalidad a sus preguntas, como psicoanalistas podemos comprometemos a dar abrigo al síntoma que anida en ellas.
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ESCUCHAR AL NIÑO DISMINUYE  LA “DIFICULTAD SOCIAL”
Por Elena Serna

Desde Centros Educativos y Sociales, Fundaciones de “atención” (pero sin escuchar) a la infancia son derivados menores, bajo la etiqueta de niños“en dificultad social” que al demandar respuesta de por qué acuden al centro, se les dice que porque quieren, pues no podría ser de otra manera.
Esto extraña demasiado a algunos, siendo de lo más laborioso el que participen en actividades de ocio si así quieren, pues a la infancia al igual que los adultos, tras vernos sometidos desde infantes a obligaciones, responder y acatar órdenes, le cuesta hacer algo porque quiera y disfrutar, para lo que habría de educarse en ir conociendo su deseo.
Desafortunadamente, si al niño o adolescente no se le ordena u obliga desde un lugar en que colocan una institución, se descoloca, le cuesta participar y valorar actividades que no tenga la obligación de realizar, siendo así en su mundo y sociedad.
La moda de ordenar, someter y “Tener que”, aunque no sea la adecuada es lo que siempre se ha llevado y a lo que estamos acostumbrados, ¿cómo no así a nuestra infancia? Es todo un trabajo pensar, no someterse ni participar activamente de la repetición.
Partiendo de su motivación y demanda de qué hacer, antes o después surge espontáneamente el querer hacer, que se acompaña y refuerza con el amor de trasferencia.
Pero, ¿qué es esto de la “dificultad social”? Para lograr ser un menor en dificultad social parecen tenerse que cumplir una serie de criterios, a lo DSM (esperando que esto no sea un nuevo trastorno a medicar), como excesiva permanencia en la calle sin supervisión adulta, impulsividad y conductas inadecuadas a su edad, falta de habilidades de autonomía,…A pesar de muchas de estas dificultades prescritas cual prospecto, se observa que muchos de dichos menores socialmente se comunican con destreza, pues en sus casas conviven y se han criado con familiares de diversas generaciones. También poseen capacidades musicales pues mucho del tiempo que pasan en la calle lo pasan bailando,…Si se les escucha y conoce, ellos mismos lo cuentan. Es el caso por caso.
¿Es esto “dificultad social”?¿Para quién? Hay situaciones difíciles que en ocasiones traen, sin negar ni disfrazar, así expresadas por ellos propiamente y esto es lo importante, lo que surge a través de su demanda, pero el encasillar, colocar y las repercusiones que esto puede ejercer y ejerce sobre los menores este tipo de etiquetas es lo puesto en tela de juicio.
Cuando un niño actúa de modo catalogado con criterios de comportamiento inadaptado, puede haber muchas papeletas de que se hayan secundado en el seno de la propia familia: “Este niño es imposible” “Esta niña es agresiva”. Dicen de ellos, ordenan por ellos. Complicidad inconsciente de un destino de posible cambio, si el sujeto así lo desea, atendiendo a la subjetividad y especialidad del niño y bajo la consciencia de la idea de que, como dijo LACAN: “El niño es síntoma de la pareja parental”.
La Escuela de Padres y Madres, lugar de reflexión y toma de consciencia, además de intercambios transferenciales es uno de los recursos. Algo que ayudaría más allá sería el propio análisis. Hay que apuntar lo más alto posible.
A pesar de que otra de las quejas hacia los menores es que son desobedientes, casi todas las órdenes suelen ser llevadas a cabo, incluso y desgraciadamente, algunas que no parecen ayudar demasiado a los niños, con la finalidad de agradar a ese Otro y obtener ese amor que para el niño es nutricio. Pero los padres y las madres, ni aún con eso, parecen estar satisfechos con sus hijos. Pero si obedecen a casi todo…
Si un niño puede creer que las vacas vuelan, ¿cómo no creer que es malo, agresivo, vago…si el adulto todo poderoso, el más fuerte, que todo lo sabe, le da de comer y del cual depende su vida se lo dice? Como dijo el investigador J. Lubbok “El hombre es responsable de su destino, pero los niños están a merced de quienes les rodean."
Tras el primer round viene el segundo asalto: el etiquetaje en los centros educativos, ese otro Otro tan importante para el infante que les dice socialmente quienes son, cómo hacen las cosas e incluso, en ocasiones, pone en juego ciertas dotes adivinatorias (con o sin test de por medio) al decir a los niños qué serán o no en el futuro.“Este niño es un rebelde” (si se dejara de desear por él…) “Esta niña es una vaga” (`pero…¿cómo son sus padres?) “Aquí trabajáis con lo mejor de cada casa, ¿no?” Realmente sí, pues la infancia es el futuro, por lo que sí es lo mejor de cada casa.
Y para terminar el asalto (ojalá) estos niños se convierten en un trámite o ficha que encajar en algún recurso o varios. Una ficha en “dificultad social” a comentar en algún informe a nivel de porcentaje o dato administrativo.
Algún día lo imprescindible habrían de ser informes de opiniones de los niños, donde lo importante fuera cómo se han sentido en los recursos, actividades, familia…porque son por y para ellos su familia, los centros educativos y sociales y porque desde donde tenemos que construir es desde su demanda, no desde donde los adultos creemos que está lo mejor para ellos.
Para que un niño tenga un buen futuro ha de tener el mejor de los presentes y esto no es sólo el momento actual si no el presente del amor, del juego, la escucha, el “Existes” a través de la mirada. Si se incluyera como trastorno a tratar en el DSM la “dificultad social”, el tratamiento indicado habría de ser amar, jugar, escuchar, motivar, y mirar certificando una existencia. Pues los niños aprenden lo que viven, y si un niño, con o sin “dificultad social” vive con  aceptación y amistad, aprende a hallar amor en el mundo.

1 comentario:

  1. Un texto imprescindible; realmente muy bueno. Se aprecia a lo largo del mismo un sentimiento de respeto inmenso por la infancia. Mi enhorabuena a Elena Serna.

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