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viernes, 27 de mayo de 2011

BOLETIN ON-LINE nº 20




BOLETÍN ON-LINE 20II FORO: LO QUE LA EVALUACIÓN SILENCIA
 "Las Servidumbres Voluntarias"
Madrid, Sábado 11 de junio de 2011. Círculo de Bellas Artes

A-forismo
Paloma Blanco Díaz
El anudamiento entre lo singular y lo común es una de las acepciones que podemos dar al psicoanálisis como síntoma de la izquierda.
Estimado lector, confío en que el contenido de A-FORO te resulte atractivo y estimulante.
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¡Buena lectura!


Un fallo en la institución de salud

Javier Ladrón de Guevara (NEL-La Habana)

El Otro evaluador funciona muy bien en las instituciones de salud mental.

La sociedad actual marca un ritmo acelerado donde los “profesionales de la salud “creen que no hay tiempo para escuchar al paciente, no hace falta escuchar lo que en ellos ya no funciona, cuando “la mente no sirve”, para qué pierden su tiempo oyendo a un loco, si no es para medicar y clasificar. Es así como marcha la organización que emplea a psiquiatras y psicólogos, es su política y les va muy bien, ¡hasta tienen su manual de clasificación!, actualizado cada cierto tiempo para llenar sus agujeros y que todo marche bien. Entonces no necesitan más nada que aprender de memoria la lista de síntomas que aparecen en su libro de preferencia (DSM, CIE o Glosario Cubano… un poco más adaptado a nuestras características…), aprender cómo situar de un lado o de otro a ese que viene pidiendo ayuda o que es traído por alguien: psicótico o neurótico o deficitario o trastorno de personalidad o todo junto, entonces a cada quien su pastillita o su electricidad en el cerebro.
Usted posee determinadas características que se salen de lo común y puede ser tomado como alguien que no es muy ajustado mentalmente y por tanto candidato posible a engrosar las estadísticas de trastornados.

La tarea se resuelve rápido, eliminar el síntoma, adaptar a la persona a un estándar de salud, tanto como puedan y si no… bueno, entonces se corre el riesgo de ser internado… ajustado.

Es así como van las cosas en las instituciones de salud, con su ritmo de promesas de bienestar y sordera, sin tener en cuenta lo que dice el sujeto, no hay sujetos, solo números, objetos portadores de trastornos.
Para qué les sirve escuchar, es mejor andar sin oreja si ya todo está sabido de antemano, en la academia y en los manuales. Para los “profesionales” ahora es mucho más fácil ubicar en un trastorno que escuchar.
Por suerte existe el psicoanálisis, con un oído presto a oír, como un agujero en el discurso del manual que no juzga ni clasifica si no que permite que se aloje lo más singular de cada quien, su relación particular consigo mismo y con los demás ayudando a descifrar el mensaje del inconsciente, expresado por excelencia en el síntoma.

Me interesa compartir algo de mi experiencia personal y que creo se ajusta al tema de este foro: estuve visitando el Hospital Psiquiátrico de mi provincia Santiago de Cuba, en función de entrevistar a pacientes diagnosticados como esquizofrénicos que me ayudarían en mi tesis de diplomante en Psicología. Debía encontrarme con un psicólogo de la institución, quien me serviría de guía, al no encontrarlo decido ir por mi cuenta a una de las salas donde seguro encontraría a los sujetos de mi investigación. Al abrir la puerta de una de ellas, había un grupo de enfermeras llenando unos papeles y se podía ver algunos pacientes haciendo cola para tomar alguna bebida (era su horario de merienda). Asomo la cabeza por la puerta y le pregunto a una de las enfermeras por el colega que yo buscaba, pero ella no entiende muy bien y me grita: ¡Busca tu vaso!, de pronto no comprendo y seguramente se dio cuenta pues tuvo que repetirme: ¡que busques tu vaso!, o sea, que me uniera a la fila de pacientes que esperaban el líquido de su merienda, para ella yo era seguramente uno que se había salido sin que ellas se percataran, el estereotipo funcionó muy bien: un tipo peludo, sin afeitar y desubicado es igual a un “enfermo mental”, la matemática de la psiquiatría actual es exacta. Después de la sorpresa que me causó el malentendido me dio bastante gracia y tuve que entrar a la sala para que la enfermera notara que andaba con la bata que se usa en las instituciones de salud y que me autorizaba a estar del lado de “los cuerdos”. Ella por supuesto pidió disculpas y casi se muere de la pena y yo no pude encontrar al colega, así que me dispuse a entrevistar por mi cuenta. Pero es irónico, si yo no hubiese tenido conmigo ese objeto de los médicos tal vez hubiese tendido que tragarme algunas pastillas o recibir corriente por las sienes quizás si me hubiese puesto poco colaborador y no hubiese sido tan gracioso para mí. La línea divisoria entre lo que puede ser locura o cordura es un invento macabro que puede ser puesto en ridículo por lo más singular que tiene cada uno.


El futuro, los psicofármacos a la carta genética!
Ricard Arranz

“El futuro de la psiquiatría es el tratamiento a la carta. (Una empresa genética en asociación con un laboratorio farmacéutico ubicada en Madrid) ha desarrollado un test genético que permite recopilar toda la información fármaco-genética del paciente psiquiátrico mediante un sencillo análisis de saliva”.
Esta información se pude encontrar en el periódico “La Vanguardia”, en fecha 8 de noviembre de 2010.
En Cataluña, otra empresa genética en asociación con otro laboratorio farmacéutico, “la oposición” según ellos mismos, están intentando implementar, con la ayuda de los psiquiatras,  el avance tecnológico, en las instituciones publicas de salud mental, en fecha abril de 2011.
¿En que consiste?, ¿Qué relación tiene con las “servidumbres voluntarias”? y ¿Qué interés tiene para el psicoanálisis? Son las respuestas que intentaré responder con este pequeño trabajo.
¿En que consiste? El invento es el mismo: con un sencillo análisis de saliva del paciente se puede genéticamente localizar los fármacos que van a ser mejor metabolizados, ello permite escoger los tratamientos evitando los no efectivos, los intolerados y los que producen efectos secundarios indeseables.
La primera empresa busca una aplicación en el ámbito psiquiátrico privado, de manera que el paciente que lo solicite voluntariamente, por un precio razonable, puede saber cual es el mejor tratamiento para él, de por vida, ya que el mapa genético no varía.

La segunda empresa intenta su aplicación en la esfera de las entidades públicas, de manera que el psiquiatra pueda tener una información adicional en el momento de prescribir. Como en ámbitos como los trasplantes o la oncológia esta resultando de utilidad, es de preveer que también lo sea en la psiquiatría.
¿Qué relación tiene con las “servidumbres voluntarias”?.En el primer caso, es claro que es una “servidumbre voluntaria” por parte del paciente al avance de la ciencia. En el segundo, hay que plantear la autorización de este, pero como es un beneficio para él, es de suponer su autorización “servicial”.
El riesgo de esta servidumbre depende del resultado, ya que, al ser los mejores fármacos y de por vida, se plantea un doble problema. Si son efectivos, la dificultad es que lo serán de por vida, por tanto no se puede dejar de tomar el tratamiento. Si no son efectivos, el tema entonces es que el recurso farmacológico no es operativo o produce efectos adversos indeseables e inevitables, y aparece la pregunta sobre que tratamiento sí es válido.
¿Qué interés tiene para el psicoanálisis? Se ve claro que el avance de la ciencia intenta borrar al sujeto. El interlocutor de la enfermedad son los cromosomas y no el sujeto. Eso hace que pueda pensarse como prescindible la figura del sujeto/paciente y también la del terapeuta. Haciendo un poco de ficción, (inaplicable en la actualidad ya que es necesaria la petición del médico al laboratorio, pero no descartable en un futuro dada la asunción de competencias que están tomando otros profesionales como la enfermería por ejemplo) nos podemos imaginar a un familiar de un paciente que lleva la muestra de saliva de éste  directamente al laboratorio.
La apuesta es que el sujeto no se va a dejar eliminar, que va a insistir en su demanda al Otro que es la del tratamiento del goce, y no va a dejar borrar su subjetividad. No es lo mismo tratar al organismo como ocurre con los trasplantes o el cáncer, que con el sujeto de la palabra (“parletre”) y su inconsciente.
Hay una elección que cada uno hace de las “servidumbres voluntarias”, las que son operativas son aquellas que se dirigen al inconsciente y mediante la transferencia a un otro que supuestamente sabe algo del mismo: el psicoanálisis.
El avance técnico en cuestión, entonces, solo afecta al médico, quien tal vez puede hacer un buen uso del mismo, siempre y cuando no se anule en la relación con el paciente, ya que si hace esto puede quedar como un técnico, mero instrumento, borrado como sujeto. Algo, que por otro lado, el paciente no le va a permitir.
¿Cuál debe ser la posición del psicoanálisis?: ¿oponerse a los avances técnicos? No me parece lo mejor, creo que el psicoanálisis debe estar advertido y advertir de los límites de estos avances, orientar respecto a las implicaciones para los sujetos, y sobretodo, creo que el psicoanálisis debe estar allí en el momento en que estos limites e implicaciones se manifiesten,  para poder ofrecer una alternativa que acoja al sujeto, y tal vez al terapeuta, proponiendo un tratamiento de la palabra y del goce de estos y no de sus genes.

Bibliografía razonada

Sobre “La abundancia que crea escasez” de EDUARDO  SERRANO  MUÑOZ
(Editorial: Erasmus. Colección: Pensamiento del Presente)
Ricardo Acevedo

Nuestro  buen amigo Eduardo,  ampliamente comprometido en los avatares  contemporáneos,  deja constancia en este texto,  de las consecuencias nefastas de las economías neoliberales sobre la subjetividad.
Informado sobre el Foro de Las  Servidumbre Voluntarias,  no sólo ha expresado su entusiasmo y coincidencia en el propósito del mismo,  sino que ha seleccionado él mismo,  los siguientes párrafos de su libro para ampliar nuestro fondo bibliográfico.
p 144-145
Hay abundantes pruebas de que la disciplina impuesta a los trabajadores está motivada más por perpetuar el dominio social [GAUDEMAR 1991: 104, 105 y 110; PAREJO 1997: 117 y 119] que por imponer una lógica maquinista de óptima eficacia. Dicho de otra manera, la producción económica oculta ...  permite la producción de hombres. Si ahora vamos al polo del consumo, encontramos que la publicidad es un verdadero trabajo cuya materia prima es la subjetividad de los consumidores, disparando sus apetencias en determinadas direcciones, así como contribuir a la galvanización y orientación del campo social general. Para ello se requiere la colaboración del consumidor; éste no se asimila a una materia más o menos inerte y moldeable. El consumidor es también parte activa, productor de sí mismo, incorporando como parte de su intimidad las funciones de trabajador y materia prima; siendo los medios de producción, y esto es esencial, exteriores, siempre exteriores y ajenos.
p. 146-147
[…] la decisión de Henry Ford sobre la duplicación del sueldo de sus obreros suponía mucho más que la “[...] cadena invisible que unía a los trabajadores con su lugar de trabajo, impidiéndoles movilidad [...]” [BAUMAN 2003: 64], era su encierro en la burbuja bipolar de producción-consumo, es decir, el biodispositivo de monopolio radical: Ford, fabricante de automóviles y de automovilistas; la palabra fordismo parece ahora más pertinente que nunca.
p. 147
En la medida en que las relaciones sociales de los ciudadanos son intermediadas por mercancías1 la construcción de un sujeto completo bajo control económico se hace posible. La opacidad de estos procesos graduales, difusos, inmersivos, favorece que parcelas enteras de la vida social sean controladas desde instancias exteriores, y no precisamente del tipo político convencional. La intermediación universal de las relaciones sociales por parte de las mercancías es lo que hace posible que el Capital se convierta en la instancia definitiva y “natural” del gobierno de las sociedades capitalistas, un biogobierno en cuanto las mercancías todas construyen igualmente las condiciones de existencia material, social y subjetiva de los integrantes de dichas sociedades.
p.148
El resultado es que el ciudadano… , después de más de un siglo de transporte mecanizado, percibe la realidad que le rodea como dada y natural, especialmente cuando está imposibilitado de adquirir una perspectiva genética de su propia condición y de esa realidad contextual. De algún modo vive en una burbuja sin historia
p.171
Aparte de los casos específicos, de un modo muy general vemos como en la esfera del consumo también se extiende la fórmula del monopolio radical desde el momento en que el consumidor es también producido (producción de demanda), igual que las mercancías (la oferta). Esto puede ser observado en terrenos más concretos, con sus importantes peculiaridades que sólo se explican por el uso de tecnologías muy específicas. Es el caso de la salud, donde se dan claramente fenómenos parecidos: los enfermos son fabricados al mismo tiempo que las medicinas apropiadas para ellos; no quiere decir esto que se produzcan enfermos desde el punto de vista biológico, más bien se trata de la construcción de una receptividad, con una alta dosis de condicionamiento subjetivo. Y sin que por ello sean descartables tácticas mucho más directas de producción biológica de la enfermedad.

La profecía de la imagen-mundo: para una genealogía del paradigma informativo
Sobre el texto de PALAO ERRANDO, José Antonio (2004), Valencia, Ediciones de la Filmoteca (Instituto Valenciano de Cinematografía Ricardo Muñoz Suay), 522 páginas.
Shaila García Catalán

“Sería nuestra tarea encontrar los principios (en sentido inaugural, no axiomático) de una ética transmediática, que necesariamente habrá de ser una ética del singular […]. No puede ser una ética preceptiva, ni universalista, ni relativista, sino una ética contingente, no absoluta, que tenga en su base un sabernos finitos, efímeros y mortales. En definitiva, vivos” (Palao, 2004: 469).
La profecía de la imagen-mundo: para una genealogía del paradigma informativo de José Antonio Palao Errando es un libro que no tiene target. Target es el término publicitario que nombra al público objetivo, al trozo estadístico de mercado al que va dirigida la publicidad y la comunicación de un producto o una institución. Por ello, de entrada, es un libro raro, o lo que es lo mismo, extraordinario, efecto de un cruce lúcido entre teoría de la imagen, psicoanálisis y filosofía que impide la especialización y provoca que el lector siempre se sienta otro, no señalado como destinatario.
El autor comienza su contundente recorrido teórico con la profecía heideggeriana de que el mundo se convertirá en imagen para fundamentar que la verdad contemporánea se impone como una verdad audiovisual, universal y mediatizada, id est, sin sujeto. Para fundamentar su apuesta discursiva transita los distintos estadios de la imagen —la fotografía, el cine, la televisión e internet— señalando que cada evolución tecnológica que deriva en un nuevo modo o medio de representación no responde a un progreso natural sino que supone otro intento (siempre) fallido de captar el referente, pues a pesar de que el universo nos ignora, no hay ni referente ni verdad sin sujeto. Sin embargo, los sujetos demandan, en una clara expresión de servidumbre voluntaria, que las claves del mundo les sean dadas en clave informativa convirtiéndose en consumidores mientras ilusionan ser ciudadanos. Este entramado lógico responde a lo que el autor ha llamado paradigma informativo, marco científico de pensamiento que no busca un horizonte común tal y como ocurría en el programa emancipador de la modernidad, sino que es pura sofisticación del pensamiento único. 
Indagar en la lógica del paradigma informativo es, como poco, una tarea compleja. Sin embargo, la apuesta política y poética del autor no busca la divulgación, modalidad contemporánea del saber que trata de hacer de todo conocimiento, información clara y sentido común. Pero, por suerte, el sentido queda del lado del sujeto y, como decía Lacan, la claridad es una fantasía. Aun así, el libro es un riesgo. Un modo de no ser cómplices de la servidumbre voluntaria es el atrevimiento por entenderse y por adentrarse en la emboscada de lo imposible.

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