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martes, 3 de mayo de 2011

BOLETIN ON-LINE nº 12



BOLETÍN ON-LINE
nº 12
II FORO: LO QUE LA EVALUACIÓN SILENCIA
 "Las Servidumbres Voluntarias"
Madrid, Sábado 11 de junio de 2011. Círculo de Bellas Artes
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Olga Montón
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LA CAIXA: 2100 – 3359 – 11 – 2100644055
(BENEFICIARIO: FORO 2)
Os animamos a inscribiros ya que el aforo es limitado.

Presentación
Paloma Blanco Díaz
En esta entrega de A-Foro iniciamos el nuevo modo de presentación que anunciamos en el número anterior. Vamos a invitar a los textos al diálogo y tomaremos, en la mayoría de las ocasiones, uno de ellos como introducción a los siguientes. Pretendemos con esta nueva fórmula dar cabida a las numerosas y generosas contribuciones que nos van llegando, sin renunciar por ello al estilo ágil y liviano que es el espíritu de esta publicación.
Estimado lector, confío en que el contenido de A-FORO te resulte atractivo y estimulante y te invito a participar también en él tomando la palabra, enviando tus comentarios, reflexiones, observaciones o materiales que consideres de interés en relación al tema que nos ocupa a montblanc@cop.es
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¡Buena lectura!

El barco de la muerte
B. TRAVEN

(Propuesto por Julia Gutiérrez. Se trata de un fragmento de "El barco de la muerte" de B Traven, Ediciones Alfabia. Barcelona, 2009 Originalmente publicada en alemán en 1926. El autor es un seudónimo, su identidad sigue siendo un misterio).
Antes de haberme muerto y antes de haberme reunido con los muertos, a menudo me resultaba incomprensible cómo puede existir la esclavitud, cómo es posible que exista el servicio militar, cómo es posible que personas sanas y razonables se sometan a los cañonazos y balazos sin protestar, que no prefieran mil veces suicidarse antes que soportar la esclavitud, el servicio militar, las cadenas de las galeras y los latigazos. Desde que estoy con los muertos, desde que yo mismo soy uno de ellos, desde que navego en un barco de la muerte, se me ha resuelto este misterio como se revelan todos los misterios después de la muerte. Nadie puede caer tan bajo que no pueda caer más bajo todavía; nadie puede soportar tanto sufrimiento que no pueda tolerar un sufrimiento aún mayor. Aquí es donde el espíritu del hombre, que supuestamente le eleva por encima del animal, le rebaja muy por debajo de él. He llevado recuas de camellos, llamas, burros y mulas. He visto a docenas de estos animales que se tumbaban cuando llevaban una sobrecarga de tan sólo tres kilos, que se tumbaban cuando se consideraban mal tratados y que se habrían dejado azotar sin quejarse hasta morir -y eso también lo he visto- antes que levantarse, aceptar la carga o seguir soportando el mal trato. He visto burros vendidos a gente que los martirizaba ignominiosamente, y entonces los burros dejaban de comer y se morían de hambre. Ni siquiera el maíz les hacía cambiar de actitud. En cambio, el hombre... el amo de la creación... Le gusta ser esclavo, se enorgullece de poder ser soldado y abatido a tiros, le gusta que le azoten y le martiricen. ¿Por qué? Porque sabe pensar. Porque es capaz de pensar que quizá tenga una esperanza. Porque confía en que las cosas le vuelvan a ir bien. Ésa es su maldición, nunca su bendición. ¿Compasión por los esclavos? ¿Compasión por los soldados mutilados? ¿Odio al tirano? ¡No! Primero aparecen los esclavos y después el dictador.
Si hubiera saltado por la borda, ahora no estaría en un infierno que ni siquiera los demonios son capaces de soportar. Pero no salté y, por lo tanto, no tengo derecho a quejarme ni a acusar a otros. Deja que el mendigo se muera de hambre si aprecias lo que tiene de humano. ¿Por qué no salté? ¿Por qué no salto ahora? ¿Por qué me dejo azotar y martirizar? Porque confío en volver a la vida. Porque confío en volver a ver Nueva Orleáns. Porque tengo esperanzas y porque prefiero nadar en la mierda antes que mandar a la mierda la esperanza que mimo y acaricio.
Emperador, a ti nunca te faltarán gladiadores; los hombres más apuestos y orgullosos te suplicarán: «¡Oh, adorado y admirable emperador, déjame ser tu gladiador!»

Lo que nos pasa a los japoneses
Juan Carlos  Tazedjián

La desgracia que está padeciendo del pueblo japonés ha puesto en estado de alerta al mundo entero.  Pero “el mundo entero” no existe. O – si existiera- da lo mismo. Porque es preciso saber en qué consisten esa desgracia y esa alerta.
La desgracia
No es preciso recordar las imágenes y palabras con que los medios nos bombardean (valga la expresión): miles de muertos; seres desolados buscando entre los escombros familiares desaparecidos; millones de personas sin techo; escasez  de agua y alimentos ; huidas desesperadas hacia regiones aparentemente más libres de posibles radiaciones nucleares…
Dentro de ese clima infernal, los japoneses están dando muestras de su milenario espíritu cívico de entereza, orden y solidaridad, explicable por razones históricas, políticas y geográficas. En las últimas cinco décadas Japón ha pasado de una economía tradicional agraria a una economía moderna. Además, el crecimiento de la economía japonesa durante ese período ha sido extraordinario, y Japón se ha convertido (a pesar de su reducida superficie y de ser un país relativamente pobre en recursos naturales) en la segunda potencia económica mundial por el volumen de su PNB detrás de Estados Unidos. La fuerte participación del Estado, la cooperación entre este y las empresas, una política comercial agresiva, una gran autodisciplina en el trabajo, la inversión del ahorro privado a interés bajo y el uso de tecnología punta son algunas razones que explican lo que se conoce como «el milagro económico japonés».
¿Dónde están entonces- además de los factores climatológicos- las causas de esta desgracia? Precisamente en este “milagro”. La “gran potencia” ha llegado a serlo gracias a que sus ciudadanos han consentido a someterse a la esclavitud de las leyes del mercado de la postmodernidad neoliberal. Un terremoto de tal intensidad- para el que estaban más que preparados- y un tsunami de tal poder, no habrían llegado a producir una catástrofe de tal magnitud, si no fuera el tercer país- después de EEUU (104)  y Francia (58)- en cantidad y potencia de  centrales nucleares (55).
La alarma
Casi todos los países poseedores de reactores nucleares, se han puesto en guardia y están “revisando” su política nuclear. Pero eso no significa que la vayan a reducir. Basta con informarse para saber el número de ellos que están decididos a continuarla y hasta ampliarla. Es mas cara que la electricidad, dicen. En concreto- y a pesar de algunas débiles reacciones de “protesta”- muchos españoles comparten la idea de que – aún tras el aumento del 11 %- la electricidad en España no es más cara porque en gran parte está subvencionada y sólo el aumento de la energía nuclear podría abaratarla.
Todos somos japoneses
Sobran las explicaciones macroeconómicas que explican esta situación, aunque no estén de más. Pero faltan- y el psicoanálisis debe aportarlas en foros como los de junio en Madrid- las que den cuenta del “goce autista del individuo liberal” (Jorge Alemán) que sometido al mandato superyoico del “ más, siempre más” nos lleva al ideal de la “potencia”, que un movimiento de la tierra y el mar, transforman en la más servil de las impotencias.
Y en eso, todos somos japoneses, aunque la magnitud del acontecimiento no nos exima de solidarnos con el dolor de los que viven en Japón.

Mínima densidad: máxima servidumbre*
José Ángel Rodríguez Ribas

1.-¿Qué tienen en común el desastre acaecido en la central nuclear de Fukushima y la consiguiente amenaza de contaminación, que nos va llegando, con la intervención de ciertos países aliados en Libia y la posibilidad de extensión del conflicto?. Respondemos sin duda alguna: el aire, el espacio aéreo, el medio gaseoso como admonición.
2.- Volvemos a tiempos presocráticos. Desde Anaxímenes, la pneumatología, que proviene del griego πνεμα  significa "espíritu", soplo, hálito, viento.  Si la Modernidad con su recurso lógico a la reflexión, a la autonomía del sujeto, a la razón épica de la historia, al imperativo categórico, a su teoría crítica y al apelativo ontológico ilustrado -que no dejaba de ser una variación laica del monoteísmo antecesor- hizo suyas algunas metáforas arborescentes, inmaculadas en su ejecución y frondosas en su extensión; ella misma traería en su interior la peste, bajo la forma de una sierra que unos pocos leñadores se afanarían en talar.
3.-Tampoco es solo cierto que determinados axiomas, bien arraigados en la tierra, fueron cercenados progresivamente por un pensamiento de la sospecha, al decir de Adorno. Es que el empuje a la poda, no pudo impedir su minucioso trabajo de expropiación. Es lo que supuso la vana alegría un tanto facilona del pensamiento débil, del háztelo tu mismo o la caída de los grandes relatos tan querida por la condición postmoderna.
A fines del siglo pasado, surge la metáfora de lo “líquido” (Z. Bauman) que, recuerdo bien, hizo las delicias de muchos intelectuales y fuente de su inspiración. Asimismo, también se habló del "psicoanálisis líquido" (Miller, 2008).
4.- Sin embargo, y con anterioridad, Debord y su ejército  de situacionistas ya  nos habían advertido que todavía se podía ir mucho ir más allá en esta operación de desmantelamiento: todo es un puro espectáculo, un carnaval (Baudrillard, 2006: 29). A su vez, Max Auge con su No Land’s ya nos hablaba de las paradojas que resultan de ese alto en las autopistas aéreas que son los aeropuertos. No por nada, el ascenso contemporáneo al skyline del objeto a lacaniano, en su lectura milleriana, estaba situado en un punto de fuga cuyo escenario social fue coronado por el firmamento.
Para que  el “todo se desvanece en el aire” marxiano llegara a tener el valor de una certidumbre anticipada se hubo de transitar, en el pasado siglo, desde la falsabilidad popperiana, auténtico canto de cisne, a la inconmensurabilidad khuniana para arribar al claro del bosque -pasando por Bachelard- que nos ofreció el universo rizomático deleuziano, metáfora contraarbórea donde las haya. Donde, a falta de un centro como origen y destino -tal y como la Modernidad pretendió-  los cruces de redes, las raíces sin principio ni fin o los mechones radiculares fueron colonizando nuevos territorios.
5.-Por supuesto que la metáfora aérea terminó de encontrar su confirmación en la virtualidad: allá donde los cuerpos mutados a cyborgs amenazan con su disolución en bites. La imagen tisular, térmica o endocrina, por positrones, es el factor positivo de que algo se ha vuelto real.  Tal fue la tesis heideggeriana: que el mundo mismo se había convertido en imagen. Una presencia de imágenes. Es, lo que se ve. Lo que no se ve, la intimidad, la confidencialidad es sospechosa o pecado.  Por eso, no existe peor servidumbre que la banthanmiana del servidor. Desde su envés, la otra cara de la atmósfera sigue aspirando el hálito divino del cielo, el aura mística que rodea al culto enmarcado por el incienso o el botafumeiro de las encíclicas atemporales.
6.-¿Que hubiera sido más probable: que emergiera una nueva modalidad de ciencia que tuviera en cuenta lo incurable de la fractura  singular, el resto ineliminable de cualquier operación formal sobre el ente humano. O que una filosofía, por  muy in-trascendente que se pretenda, acogiera dicha particularidad subjetiva bajo las especies de la  transferencia?: nada de eso. Ya lo decía Freud.
Es con estas urdimbres previas, que la lógica Postmoderna de lo Trans terminó cayendo en su propia trampa: la que no solo no impidió sino concluyó que la falta, cualquier falta, fuera leída como un simple déficit.
7.-Tras el advenimiento de una humanización gaseosa, uni-ficada en su inconsistencia, individualística, corpuscular y ondulada, postconceptual, acéfala y etérea “hasta el infinito y más allá” (Toy Stories) en el que parecemos encumbrados se nos pone en evidencia el gobierno del Progreso Todo, que se quiso Posible. ¿Será que a la condición contingente, imposible y paradojal de la subjetividad le resulta insoportable convivir sin la esperanza utópica que la idea de Progreso lleva implícita?. No en vano y a pesar de su autofagocitación canibalística (Baudrillard, 2006), la Felicidad –junto con sus acólitos: la seguridad, la salud, la sostenibilidad y la solidaridad, esta vez por decreto- sigue constituyéndose en la meta última de cualquier humanismo que se precie.
No se hubiera podido enunciar mejor definición del super-Yo freudiano: el Progreso. Una anarquía de flujo de dinero, productos e imágenes al decir de Badiou (2010: 58). Siendo lo que vendría a configurar una Razón Tecno-teo-estética como la que hoy nos concierne, en su proceso de vaporización topológica, disfrazada de moral con pretensiones ideológicas.
Fijémonos, de  paso, que a menor densidad mayor poder de destrucción.
8.-¿A que nos vemos reducidos, que verdad  de la Cosa se nos desvela en esta operación deconstructiva?: y es ahí cuando se nos aparece la constatación de habitar una época distinguida por el imperativo postindustrial del todavía Más: ...rápido, intenso, eficaz…y sin problemas (Rodríguez Ribas, 2005). Donde el Tener: del cuerpo y sus partenaires, muestra sus estancias más apropiadas. Formulado de otra manera: la torsión operada en la Hipermodernidad es la voluntad de establecer la No-relación más como una mera posibilidad óntica, que la propiamente ontológica. Lo constituyente, se nos viene a decir, es el Hay en cuanto que el Hecho precede al Decir (Alemán, 2010: 33, Nancy, 2001),  lo que es justo el reverso de aquel proyecto existenciario, en la que la existencia precede a la esencia. Y donde la excepción del goce particular, cual Gran objeto pequeño "a", se realizó hasta convertirse en universal de manera tal que la anhelada diferencia absoluta, devino en Universal de la diferencia.
En ese sentido, la comunidad de los que no tienen comunidad -y por puro éxito- derivó en un cortocircuito  categórico en el que dicha culminación provocada por la voluntad de Especulación (del mercado, de la biopolítica, del microtrastorno) en su proceso de deglución de la Suposición (del saber, de los sujetos, del síntoma) lo que trajo aparejada, cual daño colateral, ha sido la forclusión de lo real mismo del Sujeto y su saber.
Saber ¿de qué?: Saber Habitar (morar) el vivir. Porque ya se conoce muy bien como y con qué hacerlo: un profesor enunciaba recientemente, bajo transferencia, que los maestros ya ni hablan...y los alumnos  no saben resumir. Ni los médicos, ni los políticos... Es la falsa ilustración que exhibe la Razón Cínica (Slóterdijk, 2003).
9.- Más claro aún. Si el orden que alinea los diversos finales  radica en el  Todo del No-Todo -la completud de la inconsistencia-  la única salida lógica que parece ofrecérsenos pasaría por apelar a la incompletud misma de la inconsistencia.
Si consideramos  que la verdadera imposibilidad es el acuerdo mismo entre Reales, hasta el momento, nuestra respuesta ha consistido en modalidades quirúrgicas de goce: cortes, suturas, empalmes, extracciones, escansiones, inserciones, artificios, con funciones de bricolage. Pero la conclusión a la que nos vemos abocados, es que un tratamiento con disposición  de situarse al nivel de dignidad que nuestro tiempo reclama, y sin prescindir de anteriores paradigmas, no podrá descartar –es una hipótesis- de ciertas puntuaciones, neumónicas, de flujos: reducciones, insuflaciones, rarefacciones, horadaciones, vaciamientos, condensaciones, volatilizaciones, infecciones, aspiraciones, barreras, bombardeos etc, como posibles operaciones pragmáticas de suplencia.
10.-El psicoanálisis, psicosofía agujereada engendrada en los albures de una época Post, tampoco pudo salir indemne de las fluctuaciones simbólicas en su defensa frente a lo real: el nuestro. ¿Cual es nuestro Real?: el de Lalengua, aquel que impide la equivalencia del Uno-Todo (Alemán, 2009: 24). Real aporético (:) este, que, en tanto sustrato ontológico del Hay y del No Hay (ciencia de lo real), se nos ofrece al encuentro contingente con lo imposible, bajo la  irrupción traumática o por medio de una antagonización de sus términos.
En el tiempo de la escritura generalizada, de la trazabilidad de las marcas del goce como velo ante lo real (¿quien lee hoy en día?) las armas “de guerrilla” que presentamos para horadar el goce de lo Uno, suponen la convocatoria de determinadas modalidades de experiencia, que, bajo su inmanencia como Figuras de lo Imposible: el tiempo (la sorpresa, el acontecimiento, la espera), el cuerpo (objeto a, consistencia) y la palabra (significante fálico, alteridad), hagan surgir de suyo las condiciones preliminares por las que presencia, transferencia y transmisión (Miller, 2010: 92) devengan soportes en la declinación de una respuesta que no fuera anónima.
11.-Considero que de lo que se trata es de  hacer ex-sistir, de "Hacer Salir" al síntoma en el sentido de Educar (freudianamente. Et: ex- ducere: conducir afuera, extraer) "haciendo Campo, entre-Varios" (Baio, 2003) de un "saber-no saber". Acción de Escuela que pasa, a mi entender, por hystorizar al sujeto no cejando en ser científicos "de verdad" (Bercherie, 1988), para instaurar el vacío de una suposición (de sujeto) que no viene dada de suyo. ¿Hay mayor disyunción subjetiva que la experiencia de enunciar un testimonio "en presencia"?. Es decir, no sin el Semblante.
O escisión o disolución; o significante o número, o ética del deseo o  contabilidad pulsional;  o mutación o adaptación: he ahí la insondable decisión a la que el ser del sujeto se ve impelido cuando la enunciación, la conversación o el testimonio del “habré sido” no dimiten a la hora de convertirse en una brújula ética a la altura de nuestra causa, política.
 *Resumen del Seminario: "La cara oculta de los Humanos" (Colegio Mayor Maese Rodrigo. Del 11 Mayo. 2011. Mairena del Aljarafe. Sevilla). Texto completo en el Blogg: "Cuerpo e Inconsciente"   http://jrribas.blogspot.com/  
Referencias
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http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/003/template.asp?arts/aplicaciones/aleman.html#notas#notas. 7 abril 2011.
Badiou, Alain. 2010. La filosofía, otra vez. Ed. Errata Naturae. Madrid.
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-1989. ¿Qué son las revoluciones científicas?. Ed. Paidós. Barcelona.
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Montalbán, Manuel. 2010. Comunidad e inconsciente. Ed. MGE. Málaga.
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Peteiro Cartelle, Javier. 2010. El autoritarismo científico. Ed. MGE. Málaga.
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